Scratch, el gato maravilla

Dudaba sobre comenzar nuestra andadura técnica arrancando con el proyecto One Laptop Per Child (OLPC), su sistema operativo Sugar o sobre Scratch. Después de varios borradores, al fin me decidí por Scratch. No solo por lo terriblemente didáctica que resulta ni por las infinitas posibilidades que presenta, sino porque es increiblemente fácil experimentar con ella y sentir que, con un poquito de práctica, con Scratch puede hacerse de todo. Así pues, tras esta explicación, permítanme hablarles un poquito sobre el entorno de programación Scratch. Una maravilla de aplicación concebida para que cualquier mente pensante que sepa leer y escribir pueda expresarse del modo que le parezca, además de desarrollar destrezas que le acompañarán toda su vida. ¿Y saben lo mejor?, es gratis.

Hay paises que consideran el Ajedrez una disciplina (incluso un arte) de incalculable valor pedagógico. De hecho se enseña en los colegios como una asignatura más. No fanfarroneo si les digo que considero a Scratch a su misma misma altura. No negaré que carece del aura mágica que envuelve el origen de tan magno juego, amén de que uno cuenta su existencia por siglos y el otro por años. Pero permítanme que les descubra algo acerca de los magos que sacaron de la chistera al gatito.

El MIT es un instituto tecnológico que se instaló en Masachussets. Les da igual luchar contra la Malaria que trabajar en la obtención de baterías Litio de alto rendimiento o fabricar neumáticos indestructibles a base de tejer los famosos nanotubos de carbono. La fama del MIT está más que justificada, se dice que es la mejor escuela de ingeniería del mundo y entre sus filas se cuentan más de 70 premios Nobel. Es un sitio en el que las  ideas más alocadas, transgresoras e intrépidas tienen cancha; una especie de escuela de locos, si aceptamos locura como sinónimo de genialidad. Hagan un sencillo experimento: abran su buscador favorito (yo lo he hecho con Google) e introduzcan el texto «desarrollado en el MIT». A mí me han salido apenas dos millones y medio de registros. Si lo buscan en inglés (developed at MIT) salen unos pocos más…

En el MIT encontramos el Media Lab, una escuela dedicada a la convergencia del diseño, la tecnología y las capacidades multimedia de nuestro mundo. En ella se han gestado muchos de los inventos más guays que tenemos alrededor. En este laboratorio, Mitchel Resnick trabajó en la idea de un entorno de programación que fuese un paso más allá de lo conseguido con anteriores entornos (tipo Smaltalk, Squeak y mi querido Logo), siguiendo la filosofía de Seymour Papert. Consiguió manipular imágenes y sonido directamente, mediante sencillas órdenes, que dispuestas a modo de piezas de puzzle, encajan entre sí componiendo el programa. Lo realmente importante es que cualquiera que lo vea por primera vez diría que eso no es programar, es jugar. La componente lúdica de Scratch es básica, resultando ser un fantástico lienzo multimedia sobre el que expresarnos. Desde videoclips musicales hasta juegos, ejercicios de geometría y simulaciones de sistemas físicos. Todo tiene cabida en Scratch.

Su página web recibe 10 millones de visitas mensuales, hay más de 1 millón de usuarios registrados y se calcula que cada minuto alguien sube un nuevo proyecto a la web. Su difusión es global, alcanzando colegios, institutos, universidades… Hasta existe el Día de Scratch en el que se organizan congresos en multitud de ciudades por todo el mundo en los que entusiastas de Scratch comparten ideas y muestran sus últimas creaciones.

Todo esto sería suficiente para hacer de Scratch un éxito sin precedentes, pero la magia gatuna no ha terminado. El programa tiene su conexión con el Mundo Real de la mano de varios artilugios con sensores que permiten a Scratch sentir lo que ocurre a su alrededor y reaccionar. Primero apareció la Picoboard o Scratchboard, una tarjeta elctrónica con varios sensores (luz, sonido, un control deslizante y varias conexiones externas) que dispara la creatividad a límites insospechados:

Después llegó Lego WeDo, unos ladrillos con sensores y motores que se ensamblan en un bloque especial con conexión USB al ordenador. Si bien tiene su propio lenguaje de programación (no gratuito), el MIT incluyó los comandos para su control en Scratch. No en balde, WeDo y NXT (los robotijos de Lego) son hijos del MIT:


Pero eso no es todo. Por ahí sigue habiendo marcianos que experimentan con lo más de lo más. Preparense para la diversión:


Y si creían que habíamos terminado, aguanten un poco más porque llega la traca final. Enlazando con un artículo que publiqué en GrupoPues sobre el mundo Arduino les hablé de S4A, una adaptación del entorno Scratch desarrollada por el Citilab de Cornellá para trabajar directamente con placas Arduino. Podríamos decir que Arduino es un supraconjunto de Picoboard y WeDo. Es una tarjeta con infinitas posibilidades que gracias al trabajo del equipo S4A podemos controlar directamente desde Scratch. ¿Me creen ahora?, ¿no es sencillamente sublime?. Hagan la prueba, descarguenselo desde su sitio web y jueguen un poco. Les dejo con el episodio 0 de un fabuloso curso que Javier Fernández ha preparado para introducir a los niños y niñas en el fantástico mundo de Scratch.

Imagine, program, share.

2 thoughts on “Scratch, el gato maravilla

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